La sombra de las palabras
Pasé
una época, demasiado larga, sin escribir. Casi tenía miedo de hacerlo… no es
muy explicable, lo sé, pero es como fue. La cuestión es que al volverlo a
hacer, fue como si las palabras me asaltaran, y lo hicieran con su forma más
clásica, con un soneto, el que os transcribo a continuación:
La sombra de las palabras.
En la noche eterna de las palabras
sueño, no hay figuras en los rincones
sólo el leve rumor de los balcones,
eco, de las golondrinas pasadas.
Oigo el bramar de guerreros de cobre,
eones ya, muertos, en olvidadas
batallas. Espejo son, sin espadas
de la feroz tristeza de los pobres,
de los tristes, de los nadies, Ulises
sin Ítaca ni Penélope, sombras
sin Hades, que les consuele la muerte,
figuras borrosas a quien el simple
pronunciar su nombre entrega memoria,
palabras, sombras que hoy, cercan mi mente.
En la noche eterna de las palabras
sueño, no hay figuras en los rincones
sólo el leve rumor de los balcones,
eco, de las golondrinas pasadas.
Oigo el bramar de guerreros de cobre,
eones ya, muertos, en olvidadas
batallas. Espejo son, sin espadas
de la feroz tristeza de los pobres,
de los tristes, de los nadies, Ulises
sin Ítaca ni Penélope, sombras
sin Hades, que les consuele la muerte,
figuras borrosas a quien el simple
pronunciar su nombre entrega memoria,
palabras, sombras que hoy, cercan mi mente.
Raúl Alejandro López Nevado
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